Algunos de ellos se valoran a través de
un precio (mano de obra, maquinarias, etc.), otros (bienes ambientales) no
cuentan, por lo general, con tal mecanismo o cuando lo tienen como es el caso
de algunos recursos naturales (ejemplo agua, petróleo, etc.) este precio es
solo una valoración a corto plazo y que por lo tanto no toma en cuenta el
agotamiento que inexorablemente ocurrirá a largo plazo ( o incluso mediano
plazo) si se continua con el nivel actual de utilización.
La razón por la cual los bienes ambientales no son
valorados adecuadamente se debe, sobre todo, a que no existe un mercado
definido para la transacción de los mismos ya que nadie estaría dispuesto a
pagar por algo que podría obtener gratuitamente, ya que los recursos
ambientales no son de propiedad privada.
Charles Horngren lo define como “Recurso que se sacrifica o al que se
renuncia para alcanzar un objetivo específico”.